Allí estábamos después de 9 horas de vuelo en el Aeropuerto O’Hare de Chicago, con los controles de seguridad recién pasados, móviles operativos, maleta arreglada con un kilómetro de celofán y la aplicación Uber activa en búsqueda de un taxi que nos llevase al hotel.
Esta aplicación te permite contactar con un conductor para que te lleve al sitio que indiques en la app previamente. Basándose en la distancia al destino, el precio se calcula automáticamente a priori y el pago se hace telemáticamente. Fácil, sencillo y rápido.
En poco menos de 8 minutos teníamos nuestro taxi cargado con las maletas y rumbo al hotel llamado Urban Holiday Lofts que nos acogería tres noches, situado en el barrio hipster West Town.
El recepcionista nos recibió con el flow que caracteriza a los estadounidenses, son gente simplemente guay, y nos explico las normas y los horarios del desayuno, incluido en nuestra reserva.
La habitación contaba con dos literas, una de ellas con la base de cama de matrimonio. Tan solo 4 camas para 5 intrépidos roadtrippers, por lo que tras un sorteo reñido se esclareció quienes dos afortunados integrantes de nuestro grupo dormirían juntos.
El camino desde el hotel a la parada del metro más cercana Damen (blue line) era corto, unos pocos minutos. Allí compramos los tickets que por 24 horas y con un precio de 10$ nos servirían para desplazarnos por la ciudad en cualquier medio, incluido el bus, sin límite.
Decidimos previamente dar una vuelta nocturna antes de comer la delicatessen local: La Deep Pizza.
La parada del metro seleccionada fue Washington, y tras un viaje silencioso y tranquilo en un metro con vagones de metal y con las vías sin lubricar llegamos al corazón de la ciudad del viento. Rascacielos, grandes avenidas, y restaurantes por doquier. En ese momento parecíamos japoneses en la Alhambra, fotografiando cualquier cosa.
Bajamos la calle Washington hasta el monumento Cloud Gate, en Millenium Park.
Dimos una vuelta por el parque admirando el Jay Pritzker Pavillion y los columpios infantiles que poblaban la zona. El contraste maravilla.
El hambre picaba, así que pusimos rumbo a Navy Pier, un recinto de visita obligada situado a las orillas del lago Michigan en el que se encuentra un restaurante de la cadena Giordano’s, famoso por la DeepPizza.
El “more than enough” del camarero sirvió para indicarnos que con dos pizzas medianas comeríamos más que suficiente. Y así fue, ya que después de comer el cuerpo nos pedía reposo absoluto. Aunque fueran las 23.00 en la hora local, para nosotros eran las 6:00 de la madrugada. Mañana sería otro día.
