Tirando Millas

Etapa 16: Yosemite (22/11/2016)

Bajo las previsiones de un clima extremo nos despertamos en nuestra cabaña dentro del parque nacional de Yosemite. Pero descubrimos que, pese al frio presente a esas horas de la mañana, el tiempo no iba a ser tan extremo como las aplicaciones de nuestros teléfonos móviles habían augurado. Fue una sensación distinta y agradable; tener nuestra propia cocina para preparar el desayuno. 


Una gran sensación que tras tanto tiempo en hostales y hoteles habíamos olvidado. Con calma, y según íbamos amaneciendo, nos preparábamos nuestro desayuno y nos sentábamos a tomarlo en la mesa del comedor. Necesitaríamos también preparar la comida ya que la ruta nos llevaría, según nos habían anunciado, entre 6 y 8 horas. Preparamos un par de sándwiches de pavo, tomate y atún que, junto con algo de fruta, unas bolsas de frutos secos y chocolate (no negro) constituirían nuestro almuerzo.Mochilas listas, cámaras cargadas y con las ganas de descubrir el valle de Yosemite desde la belleza de una ruta de senderismo que se antojaba dura pero prometedora, nos pusimos en camino a recorrer la distancia que separaba el inicio de la ruta de nuestra cabaña. Una vez allí empezaba un tramo de unos 7,5 km, conocido como Four Mile Trail, hasta alcanzar la cima del Glacier Point superando un desnivel de 1000 metros. 


Durante el verano existe una carretera que lleva hasta la cima y permite acceder en vehículo propio o autobús. En esta época del año esa carretera se encuentra cerrada y la vía de acceso era la ruta que nos proponíamos completar. No era tarea sencilla y mucho menos tras unos cuantos días de alimentación más que dudosa y sedentarismo en nuestro vehículo. Aun así, con las paradas adecuadas, fuimos disfrutando de la ascensión que cada vez ofrecía mejores vistas y a medida que llegábamos a la cima, senderos nevados. Por el camino conocimos a otro grupo de viajeros españoles que compartieron con nosotros uno de los últimos tramos de subida.


Al llegar arriba descubrimos que el sufrimiento de la subida había merecido la pena. Desde 2200 metros de altura contemplábamos unas vistas espectaculares dónde apreciar la magnitud del valle a ambos lados del Glacier Point. Una vista privilegiada de uno de los macizos más imponentes, el Half Dome, y de varias de las cascadas del parque (Vernal y Nevada) aparecía ante nuestra atenta mirada y la de los objetivos de nuestras cámaras. Una vez asentados en la cima, dimos buena cuenta de nuestras viandas. Había merecido la pena, el valle inmenso ante nosotros, ardillas correteando entre la gente, una temperatura aceptable y un buen almuerzo. ¿Qué más se podía pedir?


Una vez descansados y almorzados comenzamos el tramo de bajada que se acabó haciendo largo. No dejaban de ser otros 8 kilómetros con tramos de pendiente pronunciada. Llegamos al coche con tiempo suficiente para dirigirnos a Tunnel View, uno de los puntos del parque dónde se puede admirar El Capitán y dónde nos habían recomendado ver el atardecer. Aunque llegamos con los últimos rayos de sol, pudimos contemplar este bello paisaje antes de dirigirnos de vuelta a la cabaña. El sofá, la chimenea y un merecido descanso nos esperaban


El resto de la tarde-noche trascurrió de la forma más relajada posible, incluyendo un torneo de póker con nuestras reciéntemente adquiridas cartas del Belagio e improvisando fichas con lo que encontrábamos por la casa (azucarillos, bolsas de té…). Finalmente, tras cenar unos filetes de lomo junto con una ensalada, el cansancio fue haciendo estragos y poco a poco nos fuimos metiendo en la cama para descansar después de un agotador pero inmejorable día en el parque nacional de Yosemite.

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