Tirando Millas

Etapa 11: Grand Canyon – Las Vegas (17/11/2016)

Otro día más decidíamos empezar nuestra etapa temprano. El objetivo para el día de hoy era ver los restantes miradores y puntos de interés del Gran Cañón del Colorado así como realizar el resto de la ruta, que no se puede hacer en vehículo propio, en el autobús gratuito que pone a disposición de los visitantes el parque nacional. Este autobús va realizando distintas paradas y ofrece la posibilidad de bajar y subir en la parada que se quiera para que cada uno pueda seleccionar los puntos que son más de su interés. Posteriormente tendríamos que encaminarnos al estado de Nevada y a su ciudad más importante: Las Vegas, dónde pasaríamos las siguientes dos noches.

El hotel ofrecía un desayuno buffet bastante amplio por 15 $ por persona así que decidimos dar buena cuenta de él ya que no sabíamos a que hora ni dónde podríamos comer. El buffet tenía una calidad bastante decente con multitud de platos recién cocinados (huevos, salchichas, carne..) así como platos dulces, fruta, café y zumos. Todo lo que podíamos pedir a un desayuno antes de empezar nuestro día.

Con las pilas cargadas y las ganas de descubrir nuevas maravillas naturales, después del previo del día anterior, nos subimos en nuestra compañera inseparable de viaje: Chrysler Pacifica. No sin antes darnos cuenta de la inesperada baja temperatura con la que nos recibía el gran cañón que junto con el viento hacía que la mañana fuera especialmente fría. Tocaba abrigarse. El primer punto de la ruta, que todavía se podía realizar en nuestro vehículo, era el visitor center y el mirador contiguo.


Una vista de nuevo impresionante, incapaz de abarcar por la multitud de fotos que realizamos, nos dejó perplejos. Algunos aprovecharon el incomparable marco para realizarse una serie de fotos luciendo las camisetas de su equipo de fútbol local. Desafiando las bajas temperaturas y la posible pulmonía Don Ibérico lució en uno de los mejores miradores del Gran Cañón. Una ruta, inaccesible en coche surgía desde el punto dónde nos encontrábamos así que, a pesar de la temperatura, decidimos dar el paseo hasta el mirador que al final de esa ruta se encontraba. Mereció la pena ya que el camino transcurre con unas vistas espectaculares dónde cada poco rato puedes admirar la inmensidad del paisaje que nos rodeaba.

Tras recorrer la ruta y de vuelta a nuestro coche nos dirigimos al poblado dónde se iniciaba la ruta circular en autobús por los restantes miradores. Poco tuvimos que esperar para montar en el autobús; estos pasan cada 10-15 minutos y puedes bajarte y subirte en cualquiera de sus paradas. También existen ciertas paradas que te permiten volver a tu punto de origen para terminar la visita, bastante cómodo. De las 8 paradas que tenía el autobús acabamos parando en más de la mitad, el paisaje que se mostraba ante nuestros ojos era espectacular: precipicios que no parecían tener fin, el lejano surco del río junto con sus famosos rápidos y un paisaje cambiante en cada mirador. En nuestra lista de cosas pendientes nos apuntamos hacer un recorrido en canoa o kayak por el río ya que parecía ser bastante imponente la vista desde abajo del cañón. Miles de fotos, algún que otro grito para comprobar la sonoridad del cañón y alguna foto haciendo las chorradas pertinentes fueron amenizando la vista. Todo era poco para la maravilla natural que estábamos viendo.


Serían las 14:30 cuando terminamos nuestro recorrido y nos encaminamos hacía el siguiente punto del viaje: Las Vegas. Todos llevábamos expectativas muy altas con respecto al Gran Cañón del Colorado pero todas ellas fueron superadas con lo que habíamos visto. Mientras comentábamos estas cosas se iba acercando la hora de comer (para los americanos había pasado hace mucho tiempo) y como además necesitábamos echar gasolina paramos en una de las múltiples áreas de servicio (aunque por esta zona ya no abundaban tanto) para rellenar el depósito y tomar un bocadillo del… Subway! Para variar.

En la frontera del estado de Nevada y Arizona se encuentra una de las más increíbles obras arquitectónicas de este país: la presa Hoover. Lamentablemente ya era de noche y no pudimos parar a contemplar esta obra de ingeniería. Otra más en la lista de cosas pendientes.

Las Vegas nos recibió escuchando, como no, Viva las Vegas en el coche gracias a nuestro Dj particular. Las luces de neon, los rótulos , los casinos.. todo estaba ante nuestros ojos. Lo que tantas veces parecía un decorado de película estaba ahí. Conseguimos, no de manera sencilla, aparcar nuestro coche en el que sería nuestro hotel las dos próximas noches, el Linq. En recepción se presentó un problema cuando solo una de las habitaciones que habíamos reservado por Booking figuraba como activa, la otra aparecía como anulada sin nosotros tener conocimiento de ello. Tras una disputa telefónica con Booking conseguimos su compromiso por escrito de que nos devolverían la diferencia con respecto a la habitación que teníamos que reservar en ese mismo momento y que evidentemente era más cara.

El hotel, como todos los hoteles colindantes y situados en la más famosa de las calles de las Vegas: el Strip, tenía un casino en su planta principal y varios bares y restaurantes. Está todo pensado para que no necesites salir del recinto y que no quieras hacerlo. De echo, muchos de los hoteles se comunican sin llegar a pisar la calle.

Tras una ducha y un cambio de vestuario bajamos a la recepción para empezar lo que sería nuestra primera noche en esta singular ciudad. Además, esta noche se nos uniría el sexto integrante de nuestro grupo de viajeros que realizaría la última parte del road trip con nosotros.

Transcurrió gran parte de la noche sin necesidad de salir de nuestro casino ya que allí contábamos con bares y entretenimiento, optando por un pub irlandés para empezar la noche que además contaba con mesas de beer pong (clásico juego americano que ha sido exportado a otros países). Todo orientado a la diversión en esta ciudad.

Junto con un fichaje nocturno, un compañero islandés que jugó con nosotros al beer pong, recorrimos alguno de los casinos/bares colindantes. Muchas risas, nada de juego y fin de la noche para nuestra sorpresa demasiado pronto ya que los bares entre semana cierran antes de lo previsto. Con una ligera decepción, los miembros del equipo que quedaban despiertos terminamos el día en una de las múltiples cadenas de comida rápida, johnny rockets (ya que no habíamos cenado) antes de acostarnos. Curiosa ciudad que al día siguiente queríamos descubrir a fondo.

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