La etapa de hoy empezaba especialmente temprano. Nos esperaba una larga jornada en la que intentaríamos ver Santa Fé, el parque nacional de Mesa Verde y llegar con los últimos rayos de sol a Monument Valley. Tarea complicada debido a la distancia y el tiempo de viaje que nos separaba de nuestro objetivo.
A las 6 de la mañana, sin excesivo retraso con respecto al horario previsto por la organización el día anterior y todavía sin presencia de los primeros rayos de sol nos poníamos en camino con el objetivo de llegar a Santa Fé y desayunar allí. Esta histórica ciudad se encontraba a 1 hora de camino de Albuquerque y nos recibió con el frio amanecer.
Probablemente la mañana más gélida desde que estábamos en EEUU. Tras aparcar en sus calles desiertas a esas tempranas horas, buscamos un establecimiento abierto que ofrecieran desayunos y a ser posible que fuera lo más autóctono posible (descartando Starbucks). Finalmente, tras un paseo helador por la plaza principal de Santa Fé, encontramos una crepería abierta dónde nos apresuramos a entrar. El desayuno muy correcto, con unos crepes bastante buenos aunque nuestra sorpresa llegó con el precio final. Habíamos degustado el desayuno más caro de todo el estado de New Mexico y sus estados colindantes.
Con el estómago llego y la cartera vacía emprendimos nuestro paseo por la histórica ciudad. Santa Fé es reconocida por su arquitectura de adobe, por ser la capital de New Mexico y por ser la capital más antigüa de los Estados Unidos. Ciertamente un paseo por sus calles te hace ver que estás en un sitio singular y el nombre de sus calles o iglesias refleja el peso de la historia en esta urbe. En el palacio del gobernador vimos , bajo sus soportales, a varios nativos vendiendo, según ellos mismos nos explicaron, piezas de joyería hechas a mano. Muy pintoresco y de bastante calidad.
Los plazos se iban cumpliendo así que emprendimos de nuevo el camino. Nuestro siguiente destino sería el Visitor Center del parque nacional de Mesa Verde. Este parque, patrimonio de la humanidad , se encuentra en el estado de Colorado y su característica más llamativa son las edificaciones que las ancestrales poblaciones locales construyeron en cuevas en las paredes de los cañones. Unas singulares construcciones que podríamos admirar desde los múltiples miradores del parque.
El viaje trancurrió sin incidentes destados; las clásicas paradas para ir al servicio, los espontáneos momentos de euforia cuando en la radio sonaba alguno de los temas musicales del viaje y los cambios de conductor oportunos. Al llegar al visitor center nuestas expectativas de llegar a ver el atardecer en Monument Valley fueron frustadas: 45 minutos hasta el loop principal del parque, 45 minutos para dar la vuelta a los los miradores y 45 minutos para volver al punto de partida. A sabiendas de esto nos resignamos y decidimos ver bien el parque de Mesa Verde y sin prisa continuar hasta Monument Valley.
Debido a la hora de llegada al punto de inicio de la visita circular al parque, la presencia de un merendero en mitad de la naturaleza y que el hambre apremiaba nos preparamos para comer. Con las compras que habíamos realizado nos preparamos unos bocadillos de pavo, rodajas de tomate y lonchas de queso que junto con algo de fruta constituyeron nuestro almuerzo. Muy sano todo.
Una vez finiquitada nuestra comida buscamos, siguiendo la ruta circular indicada, los miradores más importantes desde dónde admirar los poblados formados en las cuevas.A pesar de que el copiloto se empeñó en que era mejor ver hangares distribuidos a lo largo del camino, conseguimos ir a los mejores sitios para admirar este parque nacional. Los poblados, su ubicación y su construcción impresionan sin ninguna duda. Mereció la pena la visita.
Una vez terminada la visita, con multitud de fotos realizadas y algún que otro insulto al copiloto que seguía obsesionado con los hangares, seguimos nuestro camino a Monument Valley. El atardecer se aproximaba y faltaban todavía varias horas para nuestra llegada; quedaría en la lista de cosas pendientes. A pesar de todo, y gracias a una magnífica y casi llena luna, pudimos realizar alguna fotografía de las famosas rectas que comunican Mexican Hat con la entrada de Monument Valley. Llegamos a nuestro hotel, Goulding’s Lodge, cerca de las 20:30. Había sido un día muy largo, pero descansaríamos en un mítico lugar donde años atrás habrían descansado personajes de la talla de John Wayne y John Houston, dos mitos del western. Nada mal para acabar otra gran etapa del road trip.