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Etapa 10: Monument Valley – Grand Canyon (16/11/2016)

Otro madrugón. La hora de reunión era a las 6:20. Queríamos ver el amanecer en Monument Valley, así que pillamos coche y fuimos directos al sitio que habíamos encontrado la noche anterior.
Miles de fotos, timelapses, videos… Todo era poco para las vistas que se encontraban ante nosotros. La mítica recta, a pesar de las nubes, hacía las delicias de nuestros ojos y cámaras. El frío matutino no nos frenaba. Más fotos: saltando, sentados, posando, tocando el ukelele, tumbados… Siempre atentos a que no pasara ningún coche. Y no era sencillo. Pasaban cada poco tiempo, en ambos sentidos.

Cuando conseguimos la excelencia en nuestro cometido fuimos de vuelta al hotel a por el desayuno. Unos Navajo Huevos Rancheros nos dieron la energía que necesitábamos para continuar con nuestro día.

Visitamos un poco la zona del hotel, que tenía una diligencia y un carro que pedía a gritos nuestras fotos. Ya habíamos cogido carrerilla. También nos pasamos por la tienda de regalos a ver qué nos encontrábamos.

Era el momento de dejar el hotel y sus magníficas vistas.

Pillamos las maletas y nos dirigimos en coche a la entrada del Monument Valley Navajo Tribal Park, ya en Arizona, que no era parte de los parques naturales de Estados Unidos. El motivo es que este parque está bajo el control del pueblo Navajo y la entrada eran 20 dólares por coche hasta 4 adultos, más 6 por pasajero adicional. Es decir, nos salió por 26 dólares.
Teníamos dudas de cómo hacer el recorrido, ya que informándonos por Internet habíamos leído que en coche era difícil y aconsejaban 4×4, pero fuimos a preguntar al centro de visitantes y nos dijeron que con coche sin problema. ¿No nos querían vender nada? Pues allá vamos.

Por cierto, dentro del parque había un hotel. Increíble.
Empezamos el recorrido, que era un loop en el que nos fuimos encontrando numerosos miradores. De esta forma llegamos al John Ford’s Point, dedicado a este director que rodó numerosas películas en estos parajes. Incluso pagando unos dólares podías hacerte una foto con un caballo.

El loop sigue hasta dar la vuelta al Rain God Mesa dando varios puntos con formaciones impresionantes, siempre con las famosas mesas de color rojizo.

Completado el recorrido circular fuimos dirección al punto de partida. Habíamos acabado. El recorrido no era camino de rosas pero había incluso turismos. Desde luego no era sólo para 4×4 ya que nuestro vehículo y compañero de aventuras lo hizo sin problemas.

Pasaba el mediodía y era el momento de dirigirse a Grand Canyon, a la parte Sur. Nos esperaban unas 3 horas de viaje y dejar ya atrás Utah para adentrarnos en Arizona, donde se afianzaron los problemas de cobertura de los osados viajeros.
Llegamos a la entrada de Grand Canyon en horario previsto, parando lo justo para algún refrigerio. Usamos nuestro pase de parques nacionales, recién firmado, y encaramos el primer destino: Desert View Watchtower.

El punto era el primero que nos encontrábamos en nuestro recorrido por Grand Canyon y, aunque ese día el listón estaba muy alto, no defraudaba. En él, además, se encontraba una torre a la que se podía subir.

Pero todas las miradas se centraban en el cañón.

Tras este abrir de boca, decidimos ver el atardecer en otro lado, así que cogimos carretera camino a Grand View Point. Se trata de un mirador con muchos puntos para disfrutar de las impresionantes vistas.

Tras un rato nos dimos por satisfechos. Ya casi había anochecido así que seguimos hasta el hotel: The Grand Hotel at The Grand Canyon. El hotel era alucinante. Tal vez las vistas del anterior eran insuperables, pero aquí contábamos con gimnasio, piscina y jacuzzi. Todo ello usado en mayor o menor medida antes de abrir el apetito. Además el hotel ya contaba con decoración navideña. Algo pronto pero le daba un toque especial.

Para acabar el día buscamos algo donde cenar pero parecía todo cerrado. Al final encontramos un Steak House, el Big E. Unas hamburguesas, unas costillas y un salmón y al hotel. Había sido un día magnífico. Y largo.
En el hotel un poco de relax frente a la chimenea y después a las habitaciones. Nos habíamos ganado el descanso.

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