Tirando Millas

Etapa 6: San Antonio – Austin (12/11/2016)

​Amanecía un nuevo día con el objetivo de llegar a Austin, la capital mundial de la música en directo. Pero lo primero es lo primero, desayunar.

El hotel en el que estábamos nos ofrecía en el precio el desayuno incluido y a parte del típico café aguado americano, cereales, tostadas y bollos tenía una máquina para hacerte tus propios gofres con la forma del estado de Texas. Así que este fue nuestro desayuno:

Con las pilas cargadas y el equipaje en el coche pusimos rumbo hacia el centro de la ciudad para ver el Álamo y el River Walk.

Del Álamo aprendimos que es un fuerte construido originalmente por los Españoles y que dio origen a la actual ciudad de San Antonio. Cuando Texas pasó a manos de México los texanos quisieron independizarse y hubo una feroz batalla que acabó en carnicería en el Álamo con victoria mexicana. Poco después los texanos se vengaron y consiguieron su independencia pero el álamo es el símbolo de Texas, ya que recuerda el precio de la libertad.

Allí mismo nos encontramos un acto multitudinario con motivo del día de los veteranos: militares, banderas, niños de escuelas militares haciendo representaciones y hasta un desfile.

Pusimos rumbo al River Walk, es un paseo en ambas orillas del rio lleno de bares y terrazas, allí hicimos una parada estratégica, era el momento para una birra.

Con el check ✔ puesto en San Antonio configuramos nuestro siguiente destino en el gps, Lockhart. Habíamos leído que allí encontraríamos uno de los mejores restaurantes de barbacoa tejana y nuestros exigentes paladares estaban ansiosos de la cata.

La llegada al pueblo ya nos impactó:  pueblo pequeño típico de película americana, pero cuando siguiendo las indicaciones del navegador enfilamos la calle del Black’s Barbecue nos quedamos con la boca abierta.

Black’s Barbecue data de 1932 y siempre ha pertenecido a la misma familia,es el más antiguo con estos requisitos de Texas,  según ellos.

Entramos en el local y había una pequeña cola que había que hacer en fila de a uno por la estrechez del pasillo. Tras ir avanzando la cola, lo primero que nos encontramos es un puesto de acompañamientos para la carne, arroz, pepinillos, macarrones con queso, judías pintas…  cada cogió un poco de lo quiso, incluido un pan de maíz con jalapeños, para empujar. A continuación llegó el momento de la carne, tras el mostrador nos atendió en español un señor al que le pedimos las piezas de carne que queríamos y él nos las iba cortando y pesando, sí, se paga al peso. Siguiendo su consejo pedimos brisket, costilla de ternera y salchichas. Como el hambre apretaba y la saliba de nuestras bocas no nos dejaba pensar con claridad decidimos pedir un poco más de brisket. Nos excedimos.

Decir que todo estaba buenísimo, la carne la hacen ahumada lo que le da un toque peculiar. Acabamos más que saciados y concluimos con una litrona de café que nos preparó una camarera, pidiendo disculpas porque de la cafetera solo habían salido 4 vasos enormes hasta arriba.
Dimos una vuelta por el pueblo y pusimos rumbo a nuestro destino final del día, Austin. 
Llegamos a Austin temprano así que algunos decidieron dedicar el tiempo libre para tonificar sus cuerpos en el gimnasio del hotel,  al mismo tiempo otros decidimos probar la piscina climatizada.
Una cosa teníamos clara, siendo sábado y durmiendo en la capital de la música en directo, teníamos que salir de fiesta, así que engalanados para la ocasión nos pusimos en marcha. 

Pero no todo podía ir bien, no había Uber XL para transportar a los cinco intrépidos viajeros y el taxi que intentaba conseguirnos el hotel se hacía imposible. Así que tomamos una drástica decisión y llevaríamos nuestro propio coche. Como gente responsable que somos el encargado de conducir se abstendría de la ingesta de alcohol. 
Así que sin saber muy bien que nos encontraríamos iniciamos la marcha hasta la calle principal de la zona de fiesta “Sixth Street”. Llegamos sobre las 20:55 y había bastantes sitios para aparcar en la misma calle, que raro. Preguntamos a unos oriundos que nos dijeron que no se podía aparcar a partir de las 21:00 y nos dieron indicaciones para llegar a un parking cercano. Allí dejamos el coche y al volver a pie a Sixth Street todo había cambiado. Tal y como nos dijeron la calle ya estaba cortada al tráfico,  la grúa se llevaba los últimos coches aparcados y la gente invadía el asfalto.

A ambos lados de la calle los bares y discotecas llenaban de música el ambiente e incluso había bares con conciertos en la azotea. 

Subimos a uno de ellos, estaba lleno de gente,  al fondo un grupo tocaba versiones de canciones muy conocidas, el ambiente era genial. Rápidamente uno de nosotros se dio cuenta de que la mayoría de los presentes llevaba ropa amarilla con las letras WV.  Tras preguntar a uno de ellos descubrimos que eran del estado de West Virginia, a 2000km de allí, y que habían ido a ver un partido de fútbol universitario, y luego se habían ido de fiesta. Y menudo festón tenían montado. El éxtasis llegó cuando el grupo interpretó “Take me home, country roads” la canción principal de la universidad de West Virginia. Coreamos los estribillos como si fuéramos uno más,  continuamos con Sweet Caroline y I’m Gonna Be.

La noche fue redonda, hablamos con un holandés y con un tío de Utah que al igual que nosotros no entendía que hacía allí tanta gente de West Virginia.

Cerramos la noche con un perrito con jalapeños de un puesto callejero y a la cama.

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